Habitualmente la indicación es que ante la sospecha de una posible situación de abuso sexual en contra de un niño, lo mejor es denunciar inmediatamente. Esto es correcto, pero existen situaciones puntuales donde esta sospecha debiese ser despejada antes de dar el paso a la judicialización.

Específicamente cuando se trata de situaciones donde un niño pequeño, ha tenido cambios conductuales o emocionales recientes, pero no hay ningún otro indicador o situación que permita tener una idea clara de lo que le puede estar pasando, es recomendable realizar un manejo especializado de la sospecha de abuso sexual infantil.

Pensar que tu hijo o hija puede estar sufriendo algún tipo de abuso, es una idea terrorífica, pero antes de denunciar, considera lo siguiente:

1. Los niños pueden experimentar cambios emocionales o de comportamiento por distintas situaciones que los estresan, tales como: la separación de los padres, el cambio de rutinas (cuando comienzan a visitar a uno de los progenitores luego de la separación), el nacimiento de un hermano, cuando perciben el estrés o desestabilización emocional de los adultos cercanos, cuando se separan temporalmente de personas importantes, cambios de domicilio o de colegio, etc. No todos los niños tienen la misma sensibilidad, frente a una misma situación, un niño puede presentar síntomas emocionales y otros no.
2. Sobre esto mismo, es importante recalcar que NO hay ningún indicador emocional que pueda relacionarse directa y exclusivamente con el abuso sexual. Todos los síntomas emocionales pueden presentarse en distintos cuadros clínicos.
3. Algunos síntomas que causan mayor temor como el hacerse pipí o caca, pueden tener un origen médico y eso debe despejarse con un profesional médico, antes de pensar que puede tratarse de un síntoma emocional.
4. Muchas de las conductas sexuales en la niñez son normales y deben diferenciarse correctamente de conductas sexuales patológicas por un experto. Las conductas sexuales patológicas, tampoco son un indicador exclusivo de abuso sexual infantil.
5. Cuando los niños tienen 4 años o menos, resulta difícil que puedan entregar un relato sobre algo que les ha pasado que permita entender cuándo, dónde y cómo. Es importante ser cauteloso al interpretar los dichos de un niño que aún no ha alcanzado una capacidad para contar sus experiencias de forma clara y detallada.
6. Cuando los niños pequeños cuentan «algo», es muy importante minimizar la cantidad de veces que preguntemos sobre el hecho y evitemos hacer preguntas que le «entreguen» información, pues existe un alto riesgo de que distorsionemos su recuerdo y «agreguemos» situaciones o interpretaciones a su relato que lo modifiquen de manera irreversible. Si el niño no quiere hablar no se debe insistir.
7. Por último, si estás dudando de que algo le ha ocurrido a tu hijo o hija, porque tiene un cambio conductual o emocional o bien, ha contado algún hecho parcialmente o, refiere situaciones donde no queda claro que ha habido una intención sexual por parte de un adulto, la sugerencia es que puedas consultar con un experto psicólogo forense que pueda evaluar y realizar un manejo especializado de la sospecha de abuso sexual. Ojo, psicólogo forense no psicólogo clínico, pues esta puede ser la primera recogida de una prueba de gran valor que sirva en un eventual juicio y garantizar así el resguardo del recuerdo del niño sobre los hechos mediante una entrevista correcta y un proceso de evaluación mínimamente invasivo.
8. Por último, si el niño ha contado claramente y sin lugar a interpretaciones que ha sufrido un abuso sexual, la sugerencia es que denuncies directamente al Ministerio Público (Fiscalía), pues en este espacio y en un plazo breve que está regulado por ley, un entrevistador calificado recogerá su testimonio. Durante este período, asegúrate de no exponer al niño a interrogatorios de personas inexpertas, familiares u otros profesionales no calificados.

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